Los asistentes somos como buscadores de oro. Algunos pretenden que les den el oro en la mano. Son típicas las frases: “Yo quiero un trabajo” “Yo lo que quiero es trabajar”. Otros se conforman con que les digan donde está el oro, apuntan cada vez que se nombra un nuevo portal de empleo, se ilusionan revisando portales y redes sociales en búsqueda de ofertas para mandar currículums a todas ellas. Así se puede caer en la frustración.
Serían efectivos los consejos si aprendiéramos a buscar el oro nosotros mismos de manera efectiva y una vez encontrada la veta idónea, extraerlo.
En estas charlas la mayoría vamos como los caballos, con unas anteojeras que solo nos dejan ver y creer en lo que nos cuentan, y al fin y al cabo, si lo que consiguen es que salgas motivado, cumplen parte de su función. Pero es ponerlas en marcha lo que supone un salto de nivel y de esfuerzo.
Un comentario recibido me ha hecho reflexionar sobre lo escrito en la anterior entrada. En ella afirmaba que “Somos un producto”. Esta frase aparecía literalmente en la presentación del taller.
Hay que ver lo que significan estos titulares:
“Somos un producto” y “Aprender a vendernos”.
Habría que puntualizarlos. No se trata de nosotros como persona, se trata de lo que sabemos y/o podemos aportar. No se trata de vendernos, se trata de vender lo que sabemos hacer. Cambia la cosa.
Creo que he perdido el rumbo de este blog. Se trata de relatar el proceso de reciclaje hacia sectores diferentes de la construcción. Se trata de relatar lo que hago, porqué y para qué.
Volveré
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